Mil
escollos afronta
el
alma, al recorrer su camino.
El
viento azota,
su
ansiado destino,
con
dardos de disfrazado engaño.
El
corto crepúsculo,
preludio
de la noche oscura,
anega
el sentido,
y
llena de angustia,
la
inflamada y terca búsqueda.
Principiante
eterno,
que
mil vueltas da en la falsa senda,
sin
alcanzar camino,
al
ansiado puerto,
de
acceso a la noche oscura,
Largo
purgatorio,
asume
el alma incendiada,
de
amor verdadero,
dificultosa
búsqueda,
que
al aprovechante se otorga.
Con
el saber secreto,
se
permite acceso a escala,
de
peldaño seguro,
en camino oscuro,
preludio
final de luz infinita.
Herodoto
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